Los orientales desde hace muchos siglos hablan sobre una energía que existe en el hombre y en criaturas vivientes, esta energía recibe el nombre “prana”, “chi” o “ki ” y tienen en su composición 2 factores llamados “yin y yang” que son como los dos polos del magneto: norte y sur. Entre ellos existe una relación dinámica continua de intercambio energético muy semejante a lo que ocurre en un imán entre sus dos polos.
La energía o “chi” controla y regula los complejos mecanismos bioquímicos que determinan el funcionamiento de cualquier criatura. Esa energía es responsable de su estado de salud y puede modificarse por muchos factores entre ello cualquier cambio en los campos magnéticos. Los acupunturistas y médicos orientales utilizan los imanes en puntos específicos del cuerpo para modificar y armonizar esa energía o “ki” y lograr la curación.
Actualmente hay estudios que demuestran que al acercar un magneto a un tejido vivo se produce un campo bio magnético en el interior de las células que permite un intercambio mayor de iones con una mayor entrada de potasio lo que aumenta la energía disponible (el ATP y la energía libre de Gibbs.) Y por lo tanto favorece un mejor funcionamiento celular. En palabras más sencillas esto significa que los imanes permiten que las células se revitalicen y funcionen mejor.
Los imanes bien aplicados favorecen la curación y ayudan al cuerpo a sanarse por producir una armonía o equilibrio energético (homeostasis) añadiendo lo que hace falta y disminuyendo el exceso.
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